jueves, 25 de septiembre de 2008

Una historia asombrosa, conmovedora y genial - Dave Eggers (Planeta, 2001)

Primer libro de Dave Eggers, escrito ya hace algunos años. Es la típica historia conmovedora, más que asombrosa o genial.

Eggers relata su propia vivencia a partir de la muerte de sus padres cuando el tiene 21 años, y de como tiene que encargarse de su hermano pequeño (7 años).

Como la mayoría de libros de este estilo, la historia empieza con un shock emocional, que se desarrolla de forma impresionantemente rápida. Curiosamente Eggers trata todo lo que envuelve a la muerte de sus padres y el vuelco de su vida al convertirse en "padre" de una forma extrañamente fría.

Tras el relato de su nueva vida, el libro se vuelve muy aburrido al narrar todo el proceso de creación de una nueva revista, pero recupera la intesidad inicial cuando vuelve a la parte más personal. Esta última parte muestra los verdaderos sentimientos que Eggers sintió durante toda la época trágica y justifica, en parte, la frialdad y el sarcasmo del inicio.

El libro no está nada mal, tiene momentos de carcajada y otros muy duros, pero sin llegar, ni siquiera rozar, lo cursi. La mayor pega es que resulta excesivamente largo, con multitud de párrafos que se pueden saltar sin problema.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Crash, James G. Ballard (Minotauro, 2008)

Crash es una de las obras más famosas de J. G. Ballard. Es una obra moralista, en la cual el protagonista se sumerge profundamente en una unión entre sexo, accidentes y malformaciones.

El libro empieza siendo duro y acaba siendo peor. Es difícil describir los sentimientos que, según la invención del autor, sienten los protagonistas del libro; básicamente se puede decir que provocan un cierto rechazo e incomprensión, sobre todo debido a que se sobrepasa la imaginación de casi cualquier persona.

Para mentes sensibles, mucho mejor leer antes alguna obra más "sencilla" de Ballard, como El mundo sumergido o Bienvenidos a Metro-centre, ambas también reeditadas por Minotauro este año.

Hablando de Ballard, desde el 23 de julio se puede disfrutar en el CCCB (Barcelona) de una exposición más que recomendable sobre el autor. Hay que darse prisa, estará sólo hasta el 2 de noviembre.

jueves, 11 de septiembre de 2008

"Neurosis editorialis"

No sé por qué siempre termino por dejarme enredar entre los hilos de seda que este pequeño ser tiende a mi alrededor. Me embarco en proyectos en los que no creo y por los que no siento ninguna ilusión. Proyectos para los que no estoy capacitada: escribir en un blog requiere perseverancia (error: no se encuentra entre mis virtudes), escribir sobre lo que lees requiere, de nuevo, que realices tal actividad con constancia (error: ídem) y, sobre todo, opinar sobre los libros implica tener un criterio fundamentado (error: nunca lo he tenido, no soy crítica literaria y mis gustos son, digamos, algo peregrinos).

Pero aun así lo haré: por él, por mí, como terapia. Para obligar a que los engranajes cerebrales funcionen a pesar de la resistencia que opongo últimamente. Y porque adoro los libros. Aunque sea a mi peculiar modo. I did it my way.

Hacía años que no me despertaba con la única intención de tomarme un café y volver a la cama para "refundirme" con la novela que había dejado aparcada en la mesilla de noche sólo unas horas antes. Este fenómeno tiene que ver, o ésa es la conclusión a la que he llegado tras años de breves reflexiones que trato de evitar con todas mis fuerzas, con la "neurosis editorialis". Se trata de un término ridículo que he acuñado para referirme a esa obsesión que me impide haber escrito este párrafo sin pensar que en lugar de comillas altas tendría que haber usado comillas bajas, por ejemplo. Me obliga a que cada dos palabras escritas relea todo lo anterior en busca del más mínimo error de puntuación, acentuación, "cohesion and/or coherence". Las telas de araña en las que antes me envolvían las novelas han desaparecido (menos mal que anso ha ocupado su lugar) y ahora sólo queda la búsqueda del error, el análisis. Y así no hay quien lea, oiga.

Es preocupante, ¿no creen? Al menos a mí sí me preocupa. Necesito leer, vivir otros mundos (quizá para esapar de éste, pero eso es harina de otro costal o tema de otra entrada, como prefieran), dejarme atrapar por las historias y, sobre todo, disfrutar y alimentar mi mente. He tratado de atacar el problema desde varios frentes. Terapia de choque nº 1: leer basura (y no se crean, que esto lo hago mucho, últimamente). Al principio creí que funcionaría y que, pese a mi sentimiento de "saldo intelectual", volvería al redil de la lectura. Pero no. Tres historias romántico-eróticas-sexuales más tarde había vuelto a la casilla de salida. Terapia de choque nº 2: volver a los clásicos, apuesta segura. Tampoco. Por lo que se ve, mis clásicos no son los de todo el mundo. Terapia de choque nº 3: encontrar un autor (no voy a empezar aquí con el rollo de autor/a, miembro/a, ustedes me entienden) nuevo, que contara historias sencillas, de ésas en las que todo acaba bien. Y tras de eso andamos. Encontré, por pura casualidad y por intervención Covastika, a Anna Gavalda.

No voy a decir que sea Faulkner, ni García Márquez, ni nadie por el estilo. Pero me ha enganchado. Por fin. He vuelto a tomarme mi café y a pasar el resto del domingo leyendo. He vuelto a devorar 600 páginas en tres días tumbada bajo el tibio sol gallego (y luego bajo la lluvia, claro. Es lo que tiene Galicia). ¿Y todo por qué? Porque en los libros de Gavalda hay luz al final del tunel. La vida es una putada, sí. Pero existe la justicia poética. Al menos en su mundo, claro, que no es Yoknapatawpha ni Macondo, pero es un París aún más desconocido para mí que esas dos ciudades (anso, a esto habría que ponerle remedio, no? Al menos yo cada vez tengo más ganas). Durante un par de semanas he vivido bajo la luz de "Juntos, nada más" y "El consuelo". Me alumbró más el primero, eso sí. No es que me sienta especialmente orgullosa de esta supuesta vuelta al redil, pero al menos siento el gusanillo de nuevo. Veremos qué ocurre con las sucesivas terapias de choque.

De momento, "Juntos, nada más" se lo daré a esa otra personita que siempre me enreda y que necesita ahora, si cabe, más luez que nunca.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Va de fajas

Interesante artículo sobre las fajas que llevan algunos libros y que de paso critica al mundillo editorial en general. Lo podéis encontrar aquí.

Pego un trozo no por más interesante, sino por más famoso:

La primera faja es un ejemplo del que cada vez podemos encontrar más casos, aunque nunca tan descarados como éste. Un mes después de que saliera al mercado 'El Juego del ángel' de Zafón, la misma editorial, Planeta, editaba en su cuidada colección Baklist (muy recomendable, por cierto) 'Grandes Esperanzas' de Charles Dickens, acompañada de una de estas fajas en que aludía a la aparición de este libro dentro de la trama del actual superventas español. Yo me preguntaba si el caso de Dickens podía asemejarse al de cualquier autor casi desconocido que necesita un pequeño empujón editorial o una reseña elogiosa en cualquier medio informativo, pero una amiga me dio entonces la solución: si yo nunca hubiera leído a Dickens este sería un motivo perfecto para no hacerlo jamás.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Un home sense pàtria - Kurt Vonnegut (Columna, 2006)

Ensayo literario de uno de los mejores autores del siglo XX (e inicios de éste). Vonnegut, a sabiendas de que todo lo que se escriba se publicará, suelta gran parte de sus pensamientos en 160
páginas que se leen casi del tirón, pero en las que merece la pena recrearse.

En el libro Vonnegut se confiesa socialista, uno de los pocos socialistas públicos en un país dividido entre conservadores y republicanos, y lo demuestra, no por sus frases anti-Bush al más puro estilo Michael Moore, sino por su humanismo, ideas sobre la sanidad pública, etc.

En definitiva, un libro muy interesante que mezcla humor con ideario. Además, bastante útil para entender muchas de las cosas de las novelas de Vonnegut.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Viva la ciencia - Antonio Mingote y José Manuel Sánchez Ron (Crítica, 2008)

Empiezo esta historia bloguera con el libro que más me ha atrapado este año, algo curioso al no tratarse de una novela.

Como dicen los autores, un libro para niños, jóvenes y mayores, un libro que intenta aumentar la cultura científica de quien lo lee, y lo consigue sobradamente, se sea profano o no en la materia.

El libro enseña algo mucho más importante que la historia de la ciencia, el cómo y el porqué de las cosas o las dificultades y los méritos de antiguos científicos de renombre; este libro empapa de pensamiento científico, algo que, por desgracia, desconocen la mayoría de científicos.

Para "los de letras" (lo sé, es una división odiosa) este libro resultará interesante, descubridor, algo así como una visita al museo de la ciencia. En cambio, para "los de ciencias" será revelador, mostrará todo eso que no se sabe respecto de lo que sí se sabe y, sobre todo, enseñará (perdón por la insistencia) que el pensamiento científico está lejos del trabajo metódico al que estamos acostumbrados.

No hay nada comparable al gozo del saber científico, porque con él podemos conocer el universo, el mundo que nos rodea, la vida y a nosotros mismos. Y, sin embargo, nos disuade de ese conocimiento una prevención injustificada: solemos creer que es difícil y, quizá, prescindible. Eso es un trágico error. Primero, porque deja a los ignorantes indefensos ante la naturaleza y sus manifestaciones cotidianas; después, porque pierden irremisiblemente una fuente inagotable de placer intelectual.

Libro imprescindible, merece la pena pagar su elevado precio.